jueves, 2 de octubre de 2008

Sean Kelly, el Rey de las Clásicas...(I)

Mis primeros recuerdos asociados al ciclismo están relacionados con el gran corredor irlandés que ilustra la página principal de este blog.

Y no podía olvidarme de hacer una breve reseña con pinceladas de su gran clase, su tremenda ambición, sus épicas victorias y su fantástico palmarés. Estamos ante uno de los 10 mejores corredores de todos los tiempos y, para mi, el mejor clasicómano de la historia, que deja pequeños a losactuales Bettini, Rebellin, Boonen, Valverde y cía.


Es, junto a Laurent Jalabert, ciclista con el que guarda muchos paralelismos por su forma de correr y por la evolución de su carrera deportiva, uno de mis favoritos.

En esa preciosa foto de la cabecera de este blog, le vemos en pleno esfuerzo en el mítico muro de Koppenberg, 600 terroríficos metros de pavés en el Tour de Flandes, junto al danés Jesper Skibby y al canadiense Steve Bauer.

Y no es casualidad que sea esa foto de Flandes precisamente la que eligiera en su momento para presentar mi "100x100ciclismo: De Poggio San Remo a las hojas muertas de Lombardía".

Porque el gran Kelly consiguió victorias espectaculares a lo largo de su exitosa (194 victorias) carrera, ganó 9 monumentos (Lieja 84 y 89, San Remo 86 y 92, Lombardía 83, 85 y 91 y París-Roubaix 84 y 86), una grande (la Vuelta del 88), brilló en el Tour en sus 14 participaciones (5 victorias de etapa, 4 veces maillot verde de los puntos y 4º en la general del 85), mantiene el increíble record de los 7 triunfos consecutivos en la general de París-Niza, se colgó dos medallas de bronce en los mundiales del 82 y 89, ganó la extinta Copa del Mundo en el 89, el ranking UCI en cinco ocasiones (84, 85, 86, 87 y 88) y venció en muchas carreras de prestigo por etapas o de un día (Vuelta a Suiza, Midi Libre, Criterium International, Dauphiné, Vuelta al País Vasco, Semana Catalana, Volta a Cataluña, G.P. de las Naciones, Gante-Wevelgem, París-Tours...)

Sin lugar a duda su palmarés es increíble, de un corredor de otra época, comparable al de los más grandes de toda la historia, que tan solo tiene el lunar de Flandes y la maglia arcobaleno.

Lo de Flandes es inexplicable, pues a esas alturas del calendario Kelly solía llegar pletórico, tras vencer París-Niza en marzo, obtenía un pico de forma que le hacía obtener unos resultados sobresalientes en las clásicas de primavera. Hubiera sido junto a los belgas Eddy El Caníbal Mercks, Rick Van Looy y El Gitano Roger De Vlaeminck, el único que tiene los 5 monumentos, pero la fortuna que tantas veces le sonrió, en De Ronde le dio la espalda. Rozó la victoria en varias ocasiones, sobre todo en el 86, cuando llegó en una escapada de 4 y se vio sorprendido en el sprint por Van der Poel. Los resultados en sus años de profesional en Flandes fueron notables, incluyendo 5 top ten (1979: 26º, 15º en el 80, 1981: 8º, 1982: 21º, 1984: 2º, 1985: 14º, 2º otra vez en 86 y 87, en 1988 fue 4º, 18º en el 89, 73º en el 92 y 39º en el 93) pero se quedó sin la gloria eterna de la victoria.

En los Campeonatos del Mundo también rozó el éxito, con más mérito si cabe al correr sin equipo, pues la débil Irlanda no destaca precisamente por ser una potencia ciclista, siendo bronce en 82 y 89, 9º en el 79, 8º en el 83, 5º en 86, 87 y 90...En 1987 su actuación en favor de su compatriota Roche para que ganara le privó de una victoria casi segura. En el 89, tras los ataques de un Fignon enrabietado por su derrota en el Tour consigue cazar a Lemond y el propio Fignon, pero en el descenso se reagrupan varios corredores y un Lemond en racha y un joven Konishev le baten en el sprint final donde Kelly pagó sus esfuerzos y llegó fundido. Sin duda, que el irlandés se mereció ganar un oro y lucir el arcoiris. En cambio, curiosamente los años que no brilló o no participó en los mundiales (83, 85 y 91), venció en el duro Giro de Lombardía.

Fin de la primera parte.

Continuará...






miércoles, 1 de octubre de 2008

La resaca de Varese

Y después de Varese, ¿qué nos queda?

Para los españoles, una selección enfrentada, con cruces de acusaciones entre líderes incluida, unas excusas infantiles, un seleccionador acusica y sobre todo, una oportunidad perdida.

Para el ciclismo, Alessandro Bontempino Ballan, un campeón merecidísimo, una selección italiana ganadora, la vuelta de un gran Cunego, la confirmación de varios jóvenes con futuro como Van Avermaet, Wegmann (aunque este no es tan joven) Gilbert, o Gesink, la recuperación del ciclismo belga, la pena de Rebellin con otro gran puesto sin gloria y el triste adiós de Zabel y Bettini.

El comportamiento de nuestros líderes fue propio de juveniles, de niñatos envidiosos y egoístas, con una falta de ambición inadmisible para su calidad, y la actitud de quienes venían a trabajar fue de ciclistas poco sacrificados, de compañeros insolidarios y de seleccionados que parecían cicloturistas.

Y la táctica de Antequera, calcada a la de las olimpiadas, esta vez no salió. El ultraconservadorismo de nuestro Paco el afortunado nos salió caro y el marcaje a Bettini provocó un final rozando el ridículo con el Grillo corriendo los últimos kilómetros como si fuera un criterium homenaje a su carrera. Las caras de Freire y Valverde (que picó pese a las advertencias de Juanma Gárate, quien por cierto estuvo brillante) eran más que un poema un epitafio, mientras Zabel sonreía a Paolo, y Boonen, enfadadísimo, pensaba en otra oportunidad perdida por la encerrona azzurra y la falta de estrategia belga, con ¡cuatro! hombres en el corte bueno y un triste 9º puesto para Nuyens como mejor belga.

Adelante, Purito Rodríguez, que se sabía inferior a italianos, daneses y belgas al sprint, dudó entre colaborar o esperar a los de atrás. Al final, nada que objetar ante la avalancha de ataques sin orden de los azzurros, pues saltó a varios, pero el definitivo de Ballan fue incostestable y en el sprint por la plata optó por lanzarlo desde lejos consiguiendo un muy digno 6º puesto, superando a todo un Wegmann, Van Goolen o Nuyens entre otros, y cierra con brillantez (a espensas de Lombardía, donde si está así de bien seguro hará top ten) una muy buena temporada en la que la pareja Unzué&Echávarri no han confiado mucho en él (siguen sin llevarlo al Tour) pero ha sumado una victoria de nivel (etapa en Tirreno) y varios buenos puestos (8º en Amstel, Flecha y Lieja, 3º en dos etapas del Giro, una la del Mortirolo y 17º en la general, y en la Vuelta 3º de nuevo en la etapa del Angliru y 6º en la general pese a Suances y el Caracol...)

Para el merecido vencedor, Ballan, me satisface el hecho de poder verle lucir el arcoiris en las clásicas de primavera y aunque al final los italianos se atacaban entre ellos y el Piccolo Principe Cunego entró enrabietado golpeando el manillar, la estrategia de la squadra azzurra fue casi perfecta, con la pena de que Il Piatoso Davide se quede sin la gloria otra vez y se lleve la medalla de chocolate.

En fin, que analizando a los nuestros:
Los Plaza (no nos olividemos de la crono), Noval, Mosquera y Luisle lo van a tener muy difícil para vover a vestir la maglia rojigualda, pero en este caso la mayor culpa no es de ellos sino de quien los llevó: el Sr. Anteguera. Cuando el circuito te pide a clasicómanos como Flecha, Rojas e incluso Koldo Fdez. de Larrea, a hombres todoterreno estilo Egoi, Astarloza... y a gregarios con escuela como Rubiera o el mismo Íñigo Cuesta, no se justifica por ningún lado la convocatoria de Paco el afortunado, pues nunca un seleccionador tan mediocre ha obtenido unos resultados globales tan espectaculares.

Caso aparte lo de nuestros superclases:
-El vueltómano Contador estuvo de paseo, sin trabajar para el equipo y se retiró muy pronto, como en los Juegos. Para eso es preferible ser honesto como Sastre y quedarse en casa; si con 25 años ya está reservándose para el Tour del próximo año o se le ha subido el éxito a la cabeza o nos espera un especialista que tan sólo buscará el pico de forma para ganar en julio al estilo Armstrong tras su enfermedad.
-El tricampeón mundial Freire se vio con piernas, incluso saltó en la fuga imposible de españoles e italianos arrastrando al pelotón, pero no tuvo equipo para trabajar y llevarle arropado hasta 200 metros de meta ni ambición para saltar del grupo en la última vuelta. Viendo el recorrido del próximo año, su actual edad (32 años) y la progresión de sus rivales, el 4º mundial se antoja muy difícil para él pese a que se corre junto a su residencia habitual en Suiza. Pero es entonces, cuando nadie cuenta con el de Torrelavega, cuando su clase, su oportunismo y su visión en carrera le llevan a la victoria. Por otra parte, injustificables sus críticas en público a Valverde;
-El oro olímpico Samu Sánchez salió bien tras el ataque final de los italianos, pero le fallaron las fuerzas y se abrió de patas al final cuando no pudo seguir a Cunego y Rebellin quedándose en tierra de nadie, sin opción de victoria ni posibilidad de ayudar a Óscar o Alejandro. Esta vez no había un descenso fuerte para remontar posiciones y su falta de actividad tras renunciar a disputar la Vuelta al bañarse en oro en Pekín le ha pasado factura.
-El bicampeón ProTour Valverde ha sido el más criticado. Y con razón. Su fantástico año repleto de victorias de renombre (Vuelta a Murcia, París-Camembert, su segunda Lieja, podium en Amstel Gold Race, dos etapas y general en Dauphiné, campeonato de España en ruta, etapas y maillot de líder en Tour, Clásica de San Sebastián y etapa en la Vuelta), aunque empañado para el gran público y la prensa generalista por sus fracasos en la general de Tour y Vuelta, le colocaban como uno de los favoritos, junto al gran Paolo Bettini, pero ni supo reaccionar en el corte final ni se mostró ambicioso en la última vuelta. Su resignación y ausencia de visión táctica en carrera le siguen privando de triunfos o al menos podiums que por su condición de killer tiene casi asegurados.

Como decía al principio, lamentablemente, sobre todo por la forma en que se ha producido, otra oportunidad perdida para el ciclismo español.